Ana Guerra Barragán
sábado, 19 de enero de 2013
La tragedia de los comunes
Un ejemplo de la “tragedia de los comunes” son los atascos en las grandes ciudades. Se abusa en la utilización de un bien público y su valor disminuye para todos. Las personas que intentan llegar rápidamente a su trabajo utilizan la autopistas porque es la ruta más veloz. En un principio, cada persona adicional en la autopista no disminuye la velocidad del tráfico porque el sistema dispone de suficiente "capacidad" para admitirlos. Sin embargo, llega un nivel crítico de usuarios en el que cada conductor adicional hace disminuir la velocidad media. En un momento dado, hay tantos conductores que el tráfico marcha a la velocidad de un caracol. Cada persona que intentó minimizar el tiempo de conducción ha contribuido a asegurar una pérdida de tiempo al volante para todos.
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